Ahora sí que estamos con el tema de Vogue Niños que te
comenté y me gustaría que me contestaras a un par de preguntas, por favor.
Primero cuéntanos un poco, por
favor, en qué consisten tus cursos, cómo les enseñas a los niños cómo
comer bien y cómo se te ocurrió empezar a impartirlos.
Aunque
llevaba tiempo con la idea en mente, se me ocurrió desarrollar estos Ateliers
para niños hace un poco más de un año. Al instalarme en Madrid, de entrevistas
en entrevistas, me dije que visto el panorama económico y que las empresas no están
contratando a nadie, me plantee poder hacer algo por mi cuenta. Ese algo se
materializo en unos Ateliers Bio para niños, unir mis dos pasiones: la
repostería ecológica y los niños. Empecé gracias a Carmen Baudin, en Harina, y
luego gracias a Federica Barbaranelli en su precioso espacio de
Federica&Co.
Mi
enfoque era transmitir el gusto por la cocina sana y sabrosa a los niños, a
través de unos Ateliers de repostería ecológica, para desarrollar su
iniciativa, su creatividad, su curiosidad. Intento que descubran y prueben
nuevos sabores, nuevas mezclas, especias como el jengibre o la nuez moscada,
porque utilizar azúcar de caña no refinado, los beneficios de las harinas no
refinadas, de espelta o de quinoa por ejemplo. Que sientan curiosidad y les
suelo dar bastante autonomía en los Ateliers, yo les guio en el proceso pero
son ellos los mini chefs. Y ver la cara que se les queda cuando ven los
resultados que obtienen, al abrir el horno y sacar lo que han cocinado!
¿Qué crees que es lo más importante que tienen que aprender los niños con respecto a los hábitos alimenticios?
Dicen
que un niño con una actitud “bio” es menos reacio a probar nuevos alimentos y
es más fácil establecer una relación sana y natural con la comida.
Pienso
que es importante que toda la familia siga una alimentación y hábitos
alimentarios sanos, ya que solemos repetir patrones.
Incluirles
en el proceso de compra, de elaboración, eso nutre su curiosidad y ayuda a que
quieran probar y se vean más implicados en la comida, y se dan cuenta de que no
hay nada regalado.
También
no dramatizar, cuando ya tienen edad para probar de todo, pues dejarles que prueben
para que desarrollen su paladar, sus gustos.
Tienen
que aprender a valorar lo que tienen en el plato, la persona que lo ha
comprado, que lo ha elaborado y si ellos son parte activa de estos procesos, se
verán más implicados y respetaran y seguirán unos hábitos alimenticios más
sanos.
En
Europa en general, hay una tendencia al sobrepeso infantil.
El
poco tiempo que comemos juntos a la mesa, padres e hijos, el ver la tele
mientras se come, el exceso de bollería industrial y azúcares refinados, el
seguir unos hábitos alimentarios poco sanos y la falta de deporte, hacen que
los niños cada vez más tengan problemas de peso.
Para
luchar contra este fenómeno, algunos trucos:
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Tomarse las comidas en familia en calma y en un ambiente convivial y relajado
(quizás no es momento de hablar de trabajo y aun menos de mirar la televisión).
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Explicar a vuestros hijos las dos funciones importantes de la alimentación:
Nutrir y aportar placer (disfrutar), siempre utilizando términos sencillos,
explicando que alimentos nos aportan energía, los que nos hacen crecer, los que
nos ayudan a digerir, etc.
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No jerarquizar los alimentos como siendo malos o buenos, beneficiosos o
peligrosos, caros o baratos. Esto hará que algunos alimentos se vean rechazados
automáticamente.
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Limitar la compra de alimentos a alta densidad calórica, como los productos
dulces o galletas (saladas o dulces), huir del azúcar blanco refinado, estos
alimentos son poco nutritivos y ricos en azúcares malos, y en ácidos grasos
saturados y transgénicos.
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Favorecer los alimentos a fuerte densidad nutritiva, como los cereales
completos, integrales, los alimentos “brutos” en vez de los transformados.
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Aprender a decir que “no” a las reclamaciones de productos tal como bollerías,
galletas o pasta a todas las comidas. Y saber explicar el porqué de nuestra decisión.
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Dar el buen ejemplo como padres.
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Preferir las actividades físicas, ir en bici, pasear, etc. a actividades como
mirar una pantalla (televisión, video juegos, etc.).
Que
toda la familia se implique, que los padres también coman sano.
Implicarles
como os contaba antes en el proceso de elaboración, ya que serán parte activa
de esta y al verse implicados serán menos reacio a probar nuevos sabores,
nuevos alimentos, etc.
Esta
comprobado que la formación del gusto empieza in útero y se prolonga durante la
lactancia. Sabemos por ejemplo que un niño acepta más fácilmente un nuevo
alimento si éste ha sido consumido por la madre durante el embarazo o
lactancia. De 1 a 2 años los niños quieren probarlo todo. Es buen momento para
que los padres dejen sus prejuicios y proponer a sus hijos de descubrir
diferentes opciones de sabores, para que disfruten y descubran. De los 2 a los
3 años, esto cambio y pasan por una nueva fase de su desarrollo que se exprime
por una neofobia más o menos radical de todo lo que no conocen. Por lo tanto,
hay que aprovecha para alimentar su curiosidad y familiarizarlos con todos los
ingredientes de la mesa. Este es buen momento para replantearse los menús
familiares y establecer mejores hábitos alimenticios donde toda la familia
saldrá ganando.
Si
tenemos problemas para que nuestro hijo coma verduras y alimentos sanos,
primero hay que ser paciente y desdramatizar. Primer truco: inventar y
divertirse. La presentación dice mucho, y los niños muchas veces comen por la
vista, presentar y cortar unas zanahorias o rabanitos con formas, por ejemplo.
También es buen momento, para mostrarles que las verduras cambian de gusto
según si están crudos o cocinados, si están cortados finito o en trozos más
gorditos para que los coman con los dedos, para untar en una salsa casera o humus.
Por ejemplo, aprovechar el momento de pelar las verduras para hacerles
descubrir nuevos sabores, ya que los niños prefieren ir picando durante la
preparación de la comida.
Otra
astucia sería incorporar las verduras o fruta en sus platos favoritos, pizzas,
pasta, lasaña de verduras asadas por ejemplo. Otro truco es camuflar, a través
de cakes y tartas saladas, unos muffins de calabaza, etc.
Esta
claro que los padres tienen que mostrar ejemplo, es decir si el padre o la
madre aparta las verduras de su plato, el niño tiene muchas posibilidades de
hacer lo mismo. Por consecuente, preparar las verduras que os guste para
motivar a vuestros hijos. Unos padres que comen variado y disfrutan comiendo
verduras son mucho más convincentes!
Familiarizar
al niño con las frutas y verduras, donde se compran, de donde provienen,
cocinarlos con ellos, el niño será menos reacio a probarlos.
Imparto
mis Ateliers a domicilio y colaboro con varios sitios, como La Cocinita de
Chamberí o ahora Grey Elephant. Pero a partir de enero / febrero, ya tengo mi
cocina y espacio en Cooking TKC, en calle Serrano 203, donde a parte de los
Ateliers para niños y adultos, se van a desarrollar muchos más proyectos de
Chloé Sucrée! Que ganas!
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